Editorial
Periodistas ciudadanos ponen
el desarrollo sustentable bajo
la lupa
Se usa mucho la palabra sustentable para calificar a los proyectos. ¿Pero por qué?
Se le usa para caracterizar a los proyectos que toman en cuenta las fuerzas de la naturaleza y el interés social, dentro de sus ámbitos, en vez de externalizarlas.
La popularidad del término data de 1992, cuando los países de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebraron la primera Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sustentable, en Rio de Janeiro. Se conoce el evento también como la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible o la Cumbre de Río. En todo caso, se le considera como un parteaguas en el pensamiento común.
En aquella ocasión se destacó la definición de desarrollo sustentable que la misma ONU había aceptado en 1987 en el Informe de Brundtland “Nuestro Futuro Común”, elaborado por la Comisión Mundial de Ambiente y Desarrollo, a saber:
“Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.”
Los proyectos que no toman en cuenta la voluntad y la participación de los habitantes en los lugares donde se proponen nunca van a ser sustentables. Por el contario, la transparencia y la participación democrática en las iniciativas aseguran su éxito social, económico y ambiental in situ.
Estos son algunos de los conceptos compartidos con los estudiantes de los Centros de Estudios de Tecnología del Mar (CETMar) e instituciones de enseñanza similares en una serie de cuatro coloquios y talleres de periodismo ciudadano para el desarrollo sustentable, realizada en la Región Golfo de California entre noviembre de 2009 y abril de 2010.
Los productos de los talleres constituyen orgullosamente a éste, el Número 2 del Melóncoyote, toda vez que los integrantes voluntarios del equipo del boletín ofrecieron a los alumnos la capacitación y la oportunidad de debutar en las páginas de esta publicación.
La serie constituye un esfuerzo pionero. Fue organizado por la asociación civil SuMar, Voces por la Naturaleza, A.C., con sede en Guaymas, Sonora, mediante un acuerdo institucional con los diferentes planteles del CETMar, y en coordinación con las organizaciones civiles: Centro Intercultural de Estudios de Desiertos y Océanos, A.C. (CEDO); Red Ecologista para el Desarrollo Sustentable de Escuinapa, A.C. (REDES); y Grupo Ecológico El Manglar, A.C. El proyecto fue posible gracias al apoyo de The David and Lucile Packard Foundation; el Fondo de Acción Solidaria, A.C. (FASOL); Periodismo para Elevar la Conciencia Ecológica (PECE), y Bionero.org.
Los coloquios juveniles “Sumando Voces por El Golfo de California” y talleres tuvieron lugar en Guaymas y Puerto Peñasco, Sonora; Teacapán, Sinaloa; y San Blas, Nayarit.
A través de conferencias presentadas por expertos, los alumnos y profesores de nivel medio superior y superior, abarcaron temas de importancia crítica para la región, como el cambio climático, el uso del suelo y agua, la biodiversidad, las áreas naturales protegidas, los humedales, la pesca y el turismo, entre otros. En sesiones aparte, se llevaron talleres en técnicas básicas del periodismo con énfasis en la investigación en campo y en el valor de informar sobre alternativas positivas para la comunidad local en el terreno económico.
Por la naturaleza de la Región Golfo de California, las notas en su mayoría se centran en la reconversión económica de la pesca, una actividad en apuros sociales, económicos y ambientales. Las notas recalcan la importancia del apoyo de la sociedad a gente innovadora, con conciencia sobre la conservación de los recursos naturales y el progreso económico y cultural.
Como ejemplos se destacan en estas páginas las cooperativas de ostión y de la almeja en Puerto Peñasco; las cooperativas que promueven el ecoturismo ante el megaproyecto Centro Integralmente Planeado en el municipio de Escuinapa; la Asociación de Pescadores de la Dársena Norte de San Blas; y la única empresa en el continente americano que cultiva perlas, en la Bahía de Bacochibampo, frente a Guaymas. Estos proyectos demuestran el tipo de alternativas que puede haber si hay participación ciudadana en el desarrollo de un puerto comercial en Punta Colonet, B.C., como se vaticina.
Por la misma naturaleza de la Región Golfo de California, las notas comprenden temas centrados en los humedales y el desierto, gran parte de las áreas naturales protegidas que rodean e impactan a este mar, reconocido mundialmente como una prioridad de conservación. Exponen tanto el esfuerzo por proteger el cocodrilo nativo de las marismas de San Blas, como el logro del primer centro de visitantes en el Gran Desierto de Altar, mismo que por su diseño ecológico rompe barreras para convertirse en prototipo para las áreas naturales protegidas a nivel nacional.
¡Que la participación social y la voluntad de proteger el entorno, puestas bajo la lupa por los jóvenes periodistas ciudadanos, entusiastas autores de las notas en este número del Melóncoyote, sean una inspiración para el lector preocupado por lo mismo y para que ahora sí, “no comprometer las posibilidades de las generaciones del futuro”!