Panopea

Docenas de familias trabajan en revertir decreciente economía pesquera con gestión de pesca comercial sustentable de valiosa especie marina

Por Kenia Castañeda Nevárez*

Por la fresca mañana, desde temprano se observa una gran actividad en las instalaciones de la procesadora de la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera de Responsabilidad Limitada Mar y Tierra del Mar de Cortés, en el Municipio de Puerto Peñasco, Sonora, México.

Recorriendo todos los rincones de la planta, con ágil y afanoso movimiento se encuentran los empleados con botas de hule y mandiles de trabajo. Unos vigilan la salinidad y la temperatura del sitio, otros lavan cajas y esponjas o preparan los utensilios para la siguiente salida de los buzos a la aventura de la búsqueda de la razón de ser de esa empresa.

Se trata de un recurso recién encontrado en las cercanías de Puerto Peñasco. Es un frágil y preciado tesoro, producto del mar que prospera debido a las condiciones propias de las apacibles profundidades del Golfo de California, entre ellas, las temperaturas oscilan entre los 14 y 20 grados centígrados, y 40 partes por mil de salinidad.

Los empleados de la planta, lograron completar en tres días de trabajo, el proceso de aclimatación y embalaje de ¡4 mil organismos vivos! de este animal.

Ahora esperan recibir la orden de cargar el camión que transportará el producto al mercado, ya que esta actividad provee de una manera sustentable el recurso económico a las más de 43 familias que viven de ello, según Rosa María Chairez Ibarra, responsable de la operación y funcionamiento de la planta.

En la planta yacen 90 cajas de 15 organismos debidamente asegurados con una esponja y una liga alrededor de ellos en tres estanques con agua de mar circulando mediante un sistema cerrado. El logro ha sido posible debido el trabajo dedicado de los siete empleados de la planta, y los 36 operadores de las nueve embarcaciones propiedad de las tres cooperativas que cuentan con el permiso de fomento para la extracción de esta especie marina en el municipio.

Marlene Luquin Covarrubias, bióloga del Centro Intercultural de Estudios de Desiertos y Océanos, comenta que CEDO apoya a la Cooperativa Mar y Tierra desde hace más de tres años mediante los estudios de mapeo y abundancia de la especie en la zona.

El centro consigue información, y gestiona para obtener dos permisos de pesca de fomento con cuotas de captura de aproximadamente 82 mil 500 y 71 mil piezas, mismas que son capturadas durante todo el año y pagadas a las cooperativas a razón de tres a ocho dólares por organismo, dependiendo de su blancura y peso.

Sin embargo, todos esperan que la captura tenga una aportación económica aun más generosa próximamente, al convertir los permisos de fomento en permisos de pesca co mercial, mismas que dependen de un manejo ambientalmente amigable del recurso lo cual es ni más ni menos de la especie conocida como almeja generosa.

*Maestra, Centro de Estudios Tecnológicos del Mar (CETMar) No. 14

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Puerto Peñasco

La ChiludaLa chiluda

Almeja abre nuevas
perspectivas a pescadores


Por Elizama Pérez Godínez y
Guadalupe Pérez Cabrera *

Las almejas chiludasLa gente de Puerto Peñasco se destaca en la actividad pesquera de exportación desde hace muchos años. Aquí aguanta tanto a los altibajos de las temporadas de aprovechamiento como a los vaivenes de la economía mundial. Actualmente sortea con innovación los retos presentados por los agudos contrastes entre la demanda cada vez más intensa y el abasto cada vez más limitado de productos del mar. En este contexto, las esperanzas de algunas cooperativas se basan en la recolección, procesamiento y próximo incremento de venta de un curioso y codiciado marisco, antes desconocido por estos rumbos. Se trata de la Panopea globosa, conocida como almeja generosa o chiluda. También conocida como almeja de sifón, este molusco se dio a conocer gracias a uno de los pescadores de la Cooperativa Mar y Tierra del Golfo de Cortés, Lázaro “Chichi” Espinoza, quien en un viaje a Ensenada, Baja California, observó con asombro la extracción de sus mares de este entonces extraño tipo de almeja y apreció el alto valor en el mercado de hasta ocho dólares la pieza. Tomó la iniciativa de indagar si se daba también en Puerto Peñasco. A diario mandó a los buzos a buscar la almeja. Al principio, la búsqueda no presentó resultado alguno. Pero uno de esos tantos días, por fin encontraron una almeja generosa. La llevaron al Centro Intercultural de Estudios de Desiertos y Océanos (CEDO), para que les proporcionara la investigación de la especie con el propósito de adquirir permisos de pesca y fomento sustentable para apoyar a la comercialización.

Ahora la Cooperativa Mar y Tierra del Golfo de Cortés se convierte en pionera al estar a un paso de alcanzar la meta de calificar su actividad en este ramo y así ampliar tanto las alternativas al consumidor como las oportunidades de ingreso a sus familias, al tiempo de reducir la presión sobre otras especies del mar que escasean y fortalecer la economía local.

La almeja se da la vida

El Mar de Cortés posee varios tipos de almejas conocidas. Entre ellas, la almeja de sifón es de la más grande del mundo y del crecimiento de más larga duración. Una almeja generosa llega a su madurez hasta el cuarto año de vida, para soltar semillas en el mar. Las semillas de sexos opuestos se unen para formar larvas que viajan en las corrientes marinas durante 48 horas. Una vez pasadas estas horas, comienzan a adquirir sus conchas, y adherirse a rocas, algas o corales, para poco tiempo después enterrarse en la arena del mar y con los años llegar a reproducir sus propias semillas. En el Noroeste mexicano, además de reproducirse en las cercanías de Ensenada, la almeja generosa también se da en las afueras de San Felipe, Baja California. El don de los ejemplares encontrados en las afueras de Puerto Peñasco es que llegan a un mayor tamaño a una menor edad que los del otro lado del Mar de Cortés.

Los buzos extraen y procesan a la almeja sin maltratarla

El método de extracción de la especie es tan curioso como el mismo molusco. Los buzos de la comunidad recolectan a la almeja Dos almejas chiludasdurante las mareas muertas, cuando el mar se encuentra con mayor calma, permitiéndoles desempeñar un mejor trabajo. Utilizan una bomba que posee dos mangueras. Una de ellas succiona agua del mar y la otra la expulsa directamente sobre la zona donde se encuentra enterrada la almeja. Con este proceso de sifón los buzos marcan manchas en círculos de presión en la arena alrededor de la almeja para desenterrarla cuidadosamente sin maltratarla.

Actualmente hay tres cooperativas involucradas en el aprovechamiento de la almeja generosa. Se utiliza la totalidad de sus nueve pangas para transportarla hasta la recién construida planta procesadora de Mar y Tierra del Golfo de Cortés. Esta cooperativa renta espacio a la cooperativa de Sonora y la cooperativa Jaiberos y Escameros. Cada cooperativa posee un distintivo, el cual es un listón de color que las ayuda a ser identificadas por las personas que trabajan en ésta, y así poder llevar un control sobre las entradas y salidas de las almejas.

En la planta, los cooperativistas envuelven las conchas con ligas de hule para protegerlas y evitar que se abran durante su transportación al mercado. Se les coloca sobre cajas que contienen fondos de esponja y se les acomoda en estanques con agua de mar oxigenada, abastecidos por pipas. Se juntan de entre 2 mil a 3 mil almejas en un máximo de cuatro días, alimentándoles con larvas de camarón en el cuarto día de estar en el estanque. Cada caja contiene una cantidad de 15 almejas y cada estanque tiene una capacidad de 90 cajas.

Transporte y venta

En vías de conseguir los permisos propios de la comercialización sustentable, las cooperativas de Puerto Peñasco envían el producto por camión a Ensenada. Cada camión posee un sistema de riego que mantiene húmedas a las almejas, ya que son transportadas vivas. La ocupación máxima del camión es de 4 mil almejas. Unos costalitos mojados sobre cada caja de almeja, ayuda a mantenerlas vivas hasta su destino, con una temperatura de 20 °C a 40°C.

Algunas de las almejas no logran llegar con vida a su destino, y por lo tanto son regresadas a la planta. Estas son aprovechadas por los trabajadores de la misma. Las conchas son utilizadas como filtro para los estanques de la procesadora, o algunas son desechadas.

Esta actividad es trabajada todo el año por las cooperativas, con una derrama económica que beneficia aproximadamente a 36 familias de la comunidad, hasta ahora. Se espera mas rendimiento a futuro, porque el marisco es pagado, dependiendo de su tamaño, color y anchura, de entre los dos y ocho dólares cada una, según Rosa María Chaides Ibarra, encargada de Control de Calidad de la Cooperativa Mar y Tierra.

*Integrantes de CEDO y el Instituto Tecnológico Superior de Puerto Peñasco (ITSPP), respectivamente