Por Talli Nauman*
Del 20 al 24 de mayo pasado, en ajetreo semejante a todos los años, se festejó en Playas de Las Cabras la animada Fiesta del Mar, mejor dicho Festival de la Fertilidad.
Medular en la identidad del municipio de Escuinapa, Sinaloa, el evento popular atrae entre 20 mil y 40 mil personas a la boca del Golfo de California, dejando a la cabecera municipal casi vacía y con la apariencia de un pueblo fantasma. ¡Todas a acampar! sobre una área de dunas de dos kilómetros.
Como de costumbre, la población se prepara desde antes. Hay quienes ahorran todo el año tan sólo para pagar a la banda. Con semanas de anticipación, la gente de los pueblos aledaños comienza a preparar sus terrenos y tiliches para el interludio del festejo.
A limpiar los cuartitos de 4 x 4 metros para alquilar los colchones en 1 mil cien pesos; a construir las enramadas con palma y mangle; a hacer los tamales; a enterrar los tesoros en cada hoyito de la arena, los cartones de chelas, por ejemplo. Y a conseguir tractor para llevar el remolque con la tienda de acampar con todo y perico.
En estas fechas la playa se convierte en una especia de feria, con barrios enteros, como por ejemplo, La Mecha, donde se prenden con los espectáculos de strippers. No faltan el concurso y la coronación de la Reina de la Fiesta del Mar de Las Cabras.
Los abarroteros y tortilleros establecen sus locales, algunos hasta con sus tinacos arriba. El municipio se ha visto forzado abastecer de agua. El DIF erige los baños portátiles. La Cruz Roja se encarga de la protección civil.
El zarandeo ya empezó a convertirse en destino turístico nacional, total que se lleva a cabo justo a unos cuantos kilómetros del aeropuerto y concurrido balneario de Mazatlán. Ahora hasta se vende la cerveza conmemorativa Las Cabras.
Al lado del mar, va el cura a dar misa. Mientras, promotores de la salud reproductiva reparten condones gratuitos. En el estira y afloja tan meneador como la misma marea, el resultado ha sido que hay
muchos (algunos dicen demasiados) nacimientos en el municipio en cada febrero. Ni modo, dice Jorge Alberto Macías, cronista de la ciudad: Los orígenes de las fiestas están en función de la fertilidad.
Lo que nunca se esperaba era que en un mayo de estos podría acabarse la oportunidad de gozar de tal manera de los ritos de primavera. Sin embargo, justo el año pasado, los gobiernos federal y estatal aprobaron el cierre de las otrora playas públicas de Las Cabras para imponer un nuevo megaproyecto turístico privado llamado Centro Integralmente Planeado Costa Pacifico.
El Presidente Felipe Calderón lo calificó como una apuesta a que la empresa privada dotase empleos. Pero el Instituto de Geografía de la UNAM organizó una reunión en septiembre de 2010 para conocer las impresiones de los escuinapenses sobre el proyecto, y lo que más le preocupaba a la mayoría de los asistentes no era el empleo, sino la pérdida de la cultura y las tradiciones, haciendo énfasis sobre todo en la Fiesta del Mar de Las Cabras.
“Mucha gente aprecia la fiesta y teme que se va a acabar”, comenta el socio fundador de la Red Ecologista para el Desarrollo de Escuinapa (Redes) A.C. Carlos Simental.
*Codirectora de Periodismo para Elevar la Conciencia Ecológica