“¿Está Paulina Godoy?” Pregunta un comentarista de televisión, acompañado de un camarógrafo y seguidos con curiosidad por un grupo de niños y niñas. “De Iniciativa México le envían este sobre, joven”, expresa tras saludar a una mujer trabajando frente a una mesa rústica.
Paulina Godoy Aguilar da lectura al contenido del sobre para enterarse que la propuesta de un modelo de desarrollo sustentable para Cabo Pulmo queda entre los finalistas de la Iniciativa México, convocatoria de una televisora grande de México para premiar y darle difusión a proyectos de acción social y ecología.
“Es una propuesta de la comunidad”, dice Godoy en nombre de la organización Amigos para la Conservación de Cabo Pulmo, A.C. (www.pulmoamigos.org).
En tanto, Mario Castro Lucero, pescador de toda la vida y ahora guía de turistas, como se define, aprovecha de los reflectores para apuntar que su agrupación busca capacitación para las nuevas generaciones y financiamiento para seguir con la limpieza de playas, así como el fortalecimiento de los pequeños negocios creados a raíz de la creciente atracción de turistas. Pero más que nada, los activistas solicitan la solidaridad para salvar el sitio.
Cabo Pulmo es un pueblito de 150 vecinos ubicado en Baja California Sur, a unos 200 kilómetros al sureste de la capital estatal de La Paz, y a 53 kilómetros al norte del balneario internacional de San José del Cabo.
Se ha convertido en un preciado destino turístico y científico por sus paisajes costeras y su riqueza marina.
Cuenta con las mayores poblaciones de corales del Golfo de California, mismo que fue bautizado “el acuario del mundo” por el legendario explorador Jacques-Yves Cousteau.
Los arrecifes de Cabo Pulmo albergan a la especie de mero gigante Epinephelus quinquefasciatus, clasificada en peligro de extinción por la Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza (UICN).
“Es el único sitio donde en un solo día de buceo se pueden encontrar más peces, depredadores tope de gran tamaño, de los que uno puede ver si bucea varias semanas y en muchos sitios a la vez, y donde las agregaciones de reproducción de cabrillas y pargos siguen reproduciéndose año tras año”, afirma la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad (Conabio).
Los lugareños consiguieron la declaración de Parque Marino Nacional en 1995, con lo que se protegieron 7 mil 111 hectáreas, de las que 99 por ciento corresponde a áreas marinas. Los mismos pescadores que pidieron la reserva se comprometieron a no realizar actividades extractivas y comerciales en ella. Quedaron prohibidas las empresas que alteren las condiciones naturales del parque y las construcciones de obras públicas y privadas, haciendo de Cabo Pulmo un ejemplo del manejo sustentable de parques marinos.
Han logrado el apoyo de una variedad de organizaciones ambientalistas de diversas latitudes. Además, han presentado tres recursos de revisión y dos amparos hasta ahora, que tendrán que ser tomados en cuenta por las autoridades.
Hansa, empresa de origen española, se compromete a ser un “buen vecino”, en su publicidad, destacando que Cabo Cortés seria una “comunidad turística integralmente planeada” de 4 mil hectáreas.
Pero Greenpeace España dice que Hansa no ha cumplido con la legislación ambiental mexicana. Acusó al consorcio de que al igual que otros “ha causado un impacto gravísimo sobre las costas españolas, (y) busque exportar ese mismo modelo, que no sólo consume grandes cantidades de recursos naturales sino que busca hacerlo al margen de la ley”.